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Americania: para corazones y pies rotos

por Daniela Jelambi

El 16 de diciembre de 2023, Americania realizó su reencuentro en la tercera edición del Cusica Fest para rendirle homenaje al décimo aniversario de su último álbum «La Fiesta del Rey Drama»

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Foto: Ignacio Tovar @ignacioetr

Ya había escuchado rumores de un posible reencuentro de la banda venezolana Americania. Se veían reuniones por Instagram bastante sospechosas, se cumplían 10 años de su último álbum, «La Fiesta del Rey Drama», y se acercaba el Cusica Fest 2023. Estaba segura que esta sería la ocasión perfecta para el regresooo. Podían haber sido ellos junto a un grupo de covers e igual hubiera comprado mi entrada para el festival.

Entre los fans de Americania que se morían por un reencuentro encontramos dos tipos: aquellos que están desde sus inicios por el año 2009 y aquellos, como yo, que descubrimos la banda una vez ya separada. Hay algo sad pero a la vez místico en esto. Porque sí, nunca los pudiste escuchar en vivo ni viviste los momentos de la banda, pero al mismo tiempo, lo hace más interesante, pues existe pero no existe. Fue lo que fue en su época, y luego quedó intacto.

«La Fiesta del Rey Drama» es uno de mis discos favoritos y desde el 2019 sus canciones siempre han estado entre mis más escuchadas del año. Su sonido en un principio me parecía extraño, muy alternativo, pero al escucharlo de nuevo tiempo después, me pareció interesante y único. Cada canción aborda temas con los que nos podemos relacionar de una manera tan sutil y serena. No busca sobrecargar, su foco es la letra; lo que se quiere o, más bien, tiene que decir, puesto de una forma poética y metafórica.

La instrumentación es la justa y necesaria para acompañar ese mensaje y generarnos un mix de emociones. El álbum se siente honesto y de personas reales, vivencias reales. Es un álbum icónico que se volvió especial e inolvidable para muchos.

Entonces, algo que veía imposible, ver a un grupo que me encanta que no sacaba música desde hace 10 años ni se presentaba, sería posible en el Cusica Fest. Una oportunidad única en la vida, ¿cómo podría perdérmelo? Bueno…

Me lo perdí. Ok, menos drama, no me lo perdí todo, pero sí gran parte del show.

Americania se presentaba a las 6:25, y yo llegué a la Universidad Simón Bolívar alrededor de las 6:20, 5 minutos antes de la presentación, por razones más allá de mí (aunque en cierta parte, debo admitir que también fue mi culpa. No hablaremos de eso que lloro). Y por supuesto, la hora que le antecede fue de completo y absoluto estrés por no saber si llegaría a tiempo.

Mi plan nunca fue llegar temprano porque días antes me había esguinzado el pie (gracias mamá por el pie plano) y me habían mandado reposo absoluto. Pero los reposos absolutos no incluyen Americania (no le preguntes a tu doctor). Entonces, pensé en llegar media hora antes del show para no ser tan irresponsable, claro.

Peeeeeeeero apenas llegué corrí tan irresponsablemente con un pie esguinzado como si el seguro me estuviera pagando por hacerlo. En el camino, comencé a escuchar «Emilia» y me deprimí. Empezó y me lo estoy perdiendo. Lo disfruto a distancia, pero me lo estoy perdiendo. Ese inicio fue hermoso, incluso desde lo lejos se sentía un toque místico en los instrumentos, y para mí, fue como una daga. Escuchaba cómo pasaba canción tras canción, y lo único que hacía era suspirar profundamente, y dar manotazos al aire en forma de berrinchitos. Mientras yo estaba en un maratón, tocaron «Clara», una de mis canciones favoritas, que me hace sentir segura y en calma.

Ya en la cola para entrar, escuchaba, entre muchos aplausos, cómo empezaba a sonar «Sed», otra de mi top. Es increíble la forma en la que habla de llorar de una manera hasta divertida, utilizando metáforas sumamente ingeniosas. Desde afuera se sentía una vibra absurda y difícil de describir pero haré el intento; era como si poco a poco la energía del lugar creciera cada vez más, acumulándose y acumulándose hasta llegar a explotar. Cada coro era más fuerte que el anterior; se escuchaba en unísono al público eufórico cantando:

“Cae un palo de agua y son mis

lágrimas

Cómo me gusta bañarme

en la lluvia

Cómo me calma la sed”

Pasó «Silencio» y «Lista» y yo seguía afuera, queriendo gritar cada una de las canciones a todo pulmón. Me sabía la letra de cada una de ellas, hasta los suspiros, y aún así no podía cantarlas. Tenía un nudo en la garganta que si comenzaba a cantar, la voz se me quebraría.

Finalmente, entré al evento, dejé a mis amigos detrás y salí corriendo sola para llegar a escuchar al menos la mitad del concierto. Cuando llegué frente al escenario, Italo estaba dedicando el show a aquellas personas especiales en nuestra vida que ya no están con nosotros, ahí supimos qué canción venía, «Cuídame». Sus palabras la hicieron mucho más especial. Se sintió real y cercano, sobretodo cuando dice:

“Mírame y cuídame

No estoy bien abrázame”

Esta canción te parte el corazón pero al mismo tiempo se siente sanadora, una curita para el corazón. Es difícil superar a personas que fueron importantes para nosotros, pero poco a poco aprendemos a soltar o a vivir con su partida.

Después, manteniendo la misma línea, Ava tomó un megáfono y comenzó a cantar:

“Nuestro barco se hunde

no podemos hacer nada

Las mañanas se confunden

Con el tiempo el cielo aclara”

Con pocos instrumentos, el recurso ingenioso del megáfono, el foco en la voz y un fondo blanco y negro, se crea una atmósfera perfecta para empezar «En La Noche Te Perdí». Se transmite cierta calma dentro de la preocupación. Para luego, entrar a la desesperación:

“Hoy siento que te vas y no regresas más a mí

En la noche te perdí”

Aquí, se llena el escenario de luces verdes y azules con estrellas, y comienzan a entrar las voces en armonía junto al resto de los instrumentos, incluyendo un cello que le otorga un sentimiento de nostalgia a toda la escena. Con detalles tan simples, sin tanto adorno, se creó un ambiente simplemente mágico, en el que Americania nos forzaba a sentir aunque intentemos no hacerlo.

Luego vino «Yo Malandro», otra de mis canciones favoritas del álbum (que sí pude escuchar), por una razón bastante random. Y es que me encanta el hecho de que diga “Soy quien se robó tu corazón” y se llame «Yo Malandro», funny. Absolutamente todas las canciones tienen frases catchy, cómicas o que nos identifican sin ser tan literales.

La canción comenzó y a los pocos segundos, las lágrimas comenzaron a salir. Lo había aguantado mucho, y finalmente explotó, me quebré. Agarré mi celular y comencé a grabar para tener un pedacito de ese momento guardado. Mientras tenía el brazo en lo alto, vi un tatuaje que me había hecho el día anterior: à fleur de peau - a flor de piel - y lo que hice fue soltar una carcajada, porque wow, me representa tanto. Ahí estaba yo, llorando de emoción, sintiendo todo a flor de piel. Y es que pienso que «La Fiesta del Rey Drama» es para nosotros los sentimentales, aquellos que sentimos fuertemente y nos emocionamos fácilmente.

«Guerra», con Armando y su ukelele, la disfruté muchísimo y grité a todo pulmón y de manera muy tóxica “Voy a montar una escena de borracho” porque por alguna razón me encanta esa línea. Todos hemos sido en algún momento…

Con Estoy Afuera, Sal, la energía de la Simón Bolívar escaló porque, sin duda alguna, es su canción más divertida. Además, ¿quién no ha estado en un vaivén del que habla la canción? El público lo dio todo en ese campo, brincando, cantando y por supuesto gritando Salllll desenfrenadamente. Fue el peak de mi pie.

 

El concierto terminó con «Distintas Formas», y qué manera más bonita de cerrar el álbum y este reencuentro con los tres integrantes de la banda cantando juntos en medio de reflectores como si no hubieran pasado 10 años. Sin duda, un momento muy especial para el público y estoy segura que para Italo, Armando y Ava también.

En fin, esta es la historia de cómo se me rompió el corazón por no ver «La Fiesta del Rey Drama», y al mismo tiempo por verlo (in a good way). Un momento de demasiados sentimientos y emociones encontradas; la rabia de no haber escuchado uno de mis álbumes favoritos completo y al mismo tiempo la emoción de haberlo escuchado. Yo solo espero que esta no haya sido la última vez que escucharemos este álbum en vivo, que sea tan solo un hasta pronto porque la nostalgia aún no ha muerto, aunque no puedo decir lo mismo de mi pie…

PS: Si eres Armando, Ava o Italo, y en algún momento tocan el disco en una casa entre panas, para que porfa inviten que me lo perdí, yo soy chevere. Saludos.

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